La presión arterial hace referencia a la fuerza con la que la sangre choca contra las paredes de las arterias. La presión arterial alta (HBP), también conocida como hipertensión, significa que la presión en sus arterias es más alta de lo que debería ser. La hipertensión puede desarrollarse a lo largo de muchos años sin mostrar ningún signo o síntoma; sin embargo, a lo largo de este tiempo, se están produciendo daños en su salud general.
De ahí que esta afección reciba el apodo de «asesino silencioso». La hipertensión puede identificarse como primaria (sin causa conocida) o secundaria (cuya causa es una enfermedad subyacente).
En qué consiste la hipertensión
La hipertensión aumenta la carga de trabajo del corazón y los vasos sanguíneos. Con el tiempo, esta carga de trabajo provoca el deterioro de las paredes de las arterias.
Además, el colesterol comienza a formar placas a lo largo de las paredes arteriales dañadas. La acumulación de placa es una condición conocida como aterosclerosis.
A medida que la placa se acumula, el interior de las arterias se vuelve más estrecho, lo que no sólo conduce a una mayor presión arterial, sino que significa el comienzo de un ciclo que dañará aún más su corazón y el resto de su cuerpo.
Causas de la hipertensión arterial
Aunque se desconoce la causa exacta, ciertas condiciones, rasgos o hábitos pueden aumentar el riesgo de padecer esta enfermedad. Se conocen como factores de riesgo e incluyen:
Factores de riesgo no modificables: Son aquellos factores que no se pueden revertir y por lo tanto no es posible cambiarlos. Cuantos más factores de riesgo tenga, mayor será su probabilidad de padecer HBP.
A partir de los 18 años, pida a su médico una lectura de la tensión arterial al menos cada dos años. Si tiene 40 años o más, o si tiene entre 18 y 39 años con un alto riesgo de padecer hipertensión, pida a su médico una lectura de la tensión arterial cada año.
Factores de riesgo modificables: Estos factores pueden modificarse, tratarse o controlarse mediante medicamentos o cambios en el estilo de vida.
- Consumo excesivo de alcohol durante muchos años.
- Poca o ninguna actividad física
- Cantidades excesivas de sal en la dieta que superan las cantidades recomendadas de 1.500 a 2.300 mg de sodio al día.
- Largo historial de tabaquismo y/o abuso de drogas
- Estrés emocional extremo
- Otras afecciones que contribuyen a desarrollar hipertensión arterial
- Aldosteronismo: enfermedad en la que hay una secreción excesiva de aldosterona que altera el equilibrio de sodio, potasio y agua en la sangre, lo que provoca una presión arterial alta.
- Enfermedad renal terminal: enfermedad en la que los riñones han dejado de funcionar bien y el cuerpo retiene líquidos.
- Enfermedad tiroidea: afección causada por el exceso o la falta de funcionamiento de la glándula tiroidea. La glándula tiroidea es un órgano esencial para la producción de hormonas tiroideas, que mantienen el metabolismo del cuerpo.
- Apnea obstructiva del sueño: enfermedad en la que la respiración se detiene y comienza de forma brusca mientras se duerme.
- Ciertos medicamentos como los de la tos, el resfriado, la inflamación y las migrañas/dolores de cabeza.
Síntomas de la hipertensión arterial
La mayoría de las personas con presión arterial alta no presentan signos ni síntomas. Sin embargo, una vez que la presión arterial alcanza un determinado nivel, los síntomas comienzan a aparecer:
- Visión borrosa o doble
- Mareos/desmayos
- Fatiga
- Dolor de cabeza
- Palpitaciones del corazón
- Hemorragias nasales
- Dificultad para respirar
- Náuseas y/o vómitos
Si has comenzado a padecer estos síntomas, lo recomendable es que acudas a tu médico de cabecera para que este pueda examinarte. Otra opción es acudir a una farmacia, como nuestra farmacia en Alameda de Osuna, Barajas para llevar a cabo una prueba de la tensión arterial. En caso de que tus niveles sean altos o comiencen a dar síntomas de hipertensión, deberás visitar a tu médico con la mayor brevedad posible para poder poner freno cuanto antes.