El ácido fólico, también conocido como vitamina B9, es uno de esos nutrientes que muchas veces no tenemos en cuenta hasta que un especialista nos lo menciona en una receta médica o durante el embarazo. Pero, ¿qué es el ácido fólico y para qué sirve? Lo cierto es que cumple un papel fundamental en el buen funcionamiento del cuerpo, desde la formación de células hasta el cuidado del sistema nervioso. Aunque solemos escucharlo más cuando se habla de mujeres embarazadas, es importante tanto para hombres como para mujeres de distintas edades.
¿Para qué sirve?
El ácido fólico es un nutriente que participa activamente en la producción de ADN y en la formación de glóbulos rojos. Es esencial paraprevenir ciertos tipos de anemia y también interviene en el buen desarrollo del sistema nervioso y en la regeneración celular. Por eso, si tienes deficiencia, puedes notar un aumento del cansancio, debilidad, irritabilidad e, incluso, pérdida de memoria y cambios en el estado de ánimo. En casos más graves, una falta prolongada puede generar complicaciones neurológicas.
Hoy en día, muchos alimentos incluyen ácido fólico, como el pan, los cereales o la pasta. Aun así, hay situaciones específicas en las que se recomienda tomarlo como suplemento, especialmente cuando hay una mayor demanda por parte del cuerpo, como en el embarazo o durante la lactancia.
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Ácido fólico para embarazadas
Si hay una etapa en la vida en la que el ácido fólico se vuelve protagonista, es durante el embarazo. Y no es para menos. Esta vitamina tiene un papel crucial en el desarrollo del bebé, sobre todo en las primeras semanas de gestación. Lo más importante es que ayuda a prevenir defectos en el tubo neural, que es la estructura que más adelante se convertirá en el cerebro y la médula espinal del bebé.
Por eso, lo ideal es empezar a tomar ácido fólico incluso antes de quedar embarazada. Muchos médicos recomiendan comenzar al menos un mes antes de la concepción y continuar durante el primer trimestre. Esto se debe a que las primeras semanas del embarazo son claves en el desarrollo del sistema nervioso del bebé y, muchas veces, la mujer ni siquiera sabe todavía que está embarazada.
Además de prevenir malformaciones, el ácido fólico también puede reducir el riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer y otras complicaciones relacionadas con la gestación. En muchos casos, se indica una dosis diaria que ronda los 400 microgramos, aunque puede variar dependiendo de la situación particular de cada mujer. Dicho esto, siempre es recomendable seguir las indicaciones de tu médico o farmacéutico.
Cómo tomar ácido fólico
Una de las preguntas más frecuentes que nos hacen en la farmacia es cómo se debe tomar el ácido fólico. Y aunque no tiene complicaciones, es bueno tener en cuenta algunas recomendaciones para aprovechar al máximo sus beneficios.
El ácido fólico suele presentarse en comprimidos o cápsulas, y lo más común es tomarlo una vez al día. Se puede ingerir con o sin alimentos, aunque muchas personas prefieren tomarlo con el desayuno para no olvidarse. Por norma general, no suele causar molestias digestivas. Sin embargo, si presentas algún tipo de malestar, prueba a tomarlo después de comer.
Si estás tomando otros medicamentos, consulta a tu médico de cabecera o farmacéutico, ya que algunos pueden interferir con la absorción del ácido fólico. También es importante respetar la dosis recomendada. Aunque se trata de una vitamina, no es conveniente tomarla en exceso sin supervisión médica. La constancia es clave. No se trata de tomarlo solo unos días, sino de mantenerlo durante el tiempo indicado, especialmente si estás embarazada o si el médico te lo indicó como parte de un tratamiento para prevenir o tratar la anemia.
¿Qué hacen la vitamina B12 y el ácido fólico?
Muchas veces, cuando se habla de ácido fólico, también aparece en la conversación la vitamina B12. Y no es casualidad. Ambas trabajan en conjunto en varios procesos del cuerpo, y es muy común que estén presentes en los mismos suplementos o tratamientos.
Tanto el ácido fólico como la vitamina B12 son esenciales para la formación de glóbulos rojos y para el buen funcionamiento del sistema nervioso. Cuando hay deficiencia de una o de ambas, puede aparecer una forma de anemia llamada anemia megaloblástica, que se caracteriza por la formación de glóbulos rojos más grandes de lo normal y menos eficientes para transportar oxígeno.
Además, la vitamina B12 ayuda al cuerpo a utilizar el ácido fólico correctamente. Es decir, si una persona tiene bajos niveles de B12, puede estar tomando ácido fólico y no obtener todos los beneficios porque su cuerpo no lo está procesando de forma adecuada. Por eso, es importante evaluar ambos nutrientes, especialmente en personas mayores, vegetarianos, veganos o en personas con problemas gastrointestinales que dificultan la absorción.
En resumen, estas dos vitaminas se complementan y juntas fortalecen la sangre, el sistema nervioso y el bienestar general. De ahí que muchos tratamientos incluyan ambas, especialmente cuando se presentan síntomas como fatiga, debilidad o alteraciones neurológicas.
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