Frente a un diagnóstico de hipertensión, muchas personas se preguntan: ¿Qué tomo para la tensión alta? La respuesta puede variar dependiendo de la gravedad del caso, el estado de salud general del paciente y otros factores médicos. La tensión alta, también conocida como hipertensión arterial, es una condición médica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Es considerada una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y problemas renales. A menudo se le llama el “asesino silencioso”, ya que puede no presentar síntomas durante años, pero causar daños graves si no se controla. Hoy te vamos a explicar qué es la tensión alta, sus causas y las diferentes opciones disponibles para tratarla, incluyendo medicamentos, cambios en el estilo de vida y remedios naturales.
¿Qué se considera tensión alta?
La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y se representa con dos números: la presión sistólica (el número superior) y la presión diastólica (el número inferior). Según las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras organizaciones médicas, los valores se clasifican de la siguiente manera:
- Normal: menos de 120/80 mmHg
- Elevada: entre 120-129/menos de 80 mmHg
- Hipertensión etapa 1: 130-139/80-89 mmHg
- Hipertensión etapa 2: 140/90 mmHg o más
- Crisis hipertensiva: superior a 180/120 mmHg (requiere atención médica urgente)
Es importante entender que una lectura aislada de presión alta no necesariamente indica hipertensión. Para llegar a un diagnóstico, se deben realizar mediciones repetidas en diferentes momentos del día y bajo diferentes condiciones. Si necesitas realizarte una toma de tensión arterial, puedes venir a nuestra farmacia de guardia en Barajas y te atenderemos encantados.
Causas de la hipertensión
La hipertensión puede ser primaria (esencial) o secundaria, dependiendo de su origen.
Hipertensión primaria
Es la forma más común y no tiene una causa identificable específica. Se desarrolla gradualmente con el tiempo y está asociada con varios factores de riesgo:
- Edad: el riesgo aumenta con los años.
- Genética: antecedentes familiares de hipertensión.
- Obesidad o sobrepeso: el exceso de peso obliga al corazón a trabajar más.
- Sedentarismo: la falta de ejercicio reduce la eficiencia del sistema cardiovascular.
- Consumo excesivo de sal (sodio): eleva la retención de líquidos y la presión arterial.
- Alcohol y tabaco: ambos contribuyen al deterioro de las arterias.
- Estrés crónico: puede elevar la presión de forma persistente.
Hipertensión secundaria
En este caso, la hipertensión es consecuencia de otra afección o del uso de ciertos medicamentos. Aquí tienes las causas más comunes:
- Problemas renales
- Trastornos hormonales como hipertiroidismo o feocromocitoma
- Uso de anticonceptivos orales o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs)
- Apnea del sueño
Identificar la causa es clave para elegir el tratamiento adecuado.
¿Qué tomar para la tensión alta?
Una vez diagnosticada la hipertensión, el tratamiento suele consistir en una combinación de cambios en el estilo de vida y medicación. La elección del medicamento depende de varios factores: edad, raza, presencia de otras enfermedades como diabetes o enfermedad renal, entre otros.
1. Medicamentos antihipertensivos
Los fármacos más comunes para controlar la presión alta son:
- Diuréticos (como hidroclorotiazida): ayudan a eliminar el exceso de sodio y agua del cuerpo.
- Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA): como enalapril o lisinopril, relajan los vasos sanguíneos.
- Bloqueadores de los receptores de angiotensina II (ARA-II): como losartán o valsartán, con efectos similares a los IECA.
- Betabloqueadores: como atenolol o metoprolol, disminuyen la frecuencia cardíaca y el gasto del corazón.
- Calcioantagonistas: como amlodipino, relajan los músculos de los vasos sanguíneos.
Estos medicamentos deben tomarse de forma continua y según prescripción médica. La automedicación puede ser peligrosa, especialmente si se combinan con otros tratamientos. Consúltanos en nuestra farmacia en Alameda de Osuna (Madrid).
2. Cambios en el estilo de vida
En muchos casos, los cambios en la rutina diaria pueden reducir significativamente la presión arterial o incluso evitar la necesidad de medicación. Es recomendable:
- Reducir el consumo de sal: la OMS sugiere no más de 5 gramos al día.
- Hacer ejercicio regularmente: al menos 30 minutos diarios, cinco días a la semana.
- Bajar de peso si hay sobrepeso u obesidad.
- Evitar el tabaco y moderar el alcohol.
- Llevar una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales y baja en grasas saturadas (como la dieta DASH).
- Controlar el estrés: con técnicas como meditación, yoga o terapia psicológica.
3. Remedios naturales y complementarios
Algunas personas buscan opciones naturales para complementar el tratamiento médico. Aunque nunca deben reemplazar los medicamentos recetados, ciertos elementos pueden ayudar:
- Ajo: se ha demostrado que puede tener un leve efecto vasodilatador.
- Té de hibisco: estudios sugieren que ayuda a reducir la presión sistólica.
- Omega 3: presentes en pescados grasos o suplementos, mejoran la salud cardiovascular.
- Coenzima Q10 y magnesio: pueden contribuir al control de la presión en algunos casos.
Siempre consulta con un profesional antes de tomar suplementos, especialmente si ya tomas medicamentos para la presión. En nuestro herbolario en Madrid puedes encontrar todo tipo de complementos nutricionales. Ven a vernos y te recomendaremos el más adecuado según tus necesidades.